Abuso sexual infantil: pánico social y desconfianza
Abuso sexual infantil: pánico social y desconfianza
He encontrado datos alarmantes en páginas de periódicos y revistas en internet: México ocupa el lugar número 1 en abuso sexual infantil, y de cada 10 casos 7 son niñas. Es importante hablar sobre el tema.
Desde cualquier punto de vista la violencia sexual es un tema complejo y extenso; el abuso sexual infantil que llega a fibras más sensibles y fácilmente podemos caer en confusiones o pánico social: hay muchas vertientes, posturas y opiniones, diversos métodos psicológicos y legales para llegar a su resolución justa, así que trataré de hacer las cosas sencillas en esta publicación.
En esta ocasión trataré el impacto que puede tener sobre la sociedad (en la era de la información rápida y fugaz) cuando un niño/a o más acusan haber sufrido algún tipo de abuso sexual por parte de un adulto. Por este motivo habrá que relatar el caso McMartin (el juicio legal más costoso y largo en la historia de E.U., que duró poco más de 5 años y costó 15 millones de dólares), ocurrido en Manhattan Beach, California en 1980 y que marcó un antes y un después en la forma de investigar el abuso sexual infantil tanto en el área legal como en la psicológica. Como psicólogo mi enfoque es en relación a cuestiones relacionales, mentales y emocionales.
Todo inició cuando la policía local recibió una llamada de la Judy Johnson acusando a un maestro del kínder/guardería de haber abusado sexualmente a su hijo de dos años y medio, la escuela estaba a cargo de la familia McMartin. La acusación surgió cuando la madre notó sangre en el pañal del niño y quejas de dolor al evacuar.
El empleado era nieto de la fundadora de la escuela y en su momento tenía 25 años de edad. Después de la revisión médica, el niño no presentaba signos de haber sido abusado y tampoco podía identificar en fotografías al hombre acusado. Al no haber pruebas contundentes se decidió investigar a profundidad, el sujeto fue encarcelado desde ese momento.
Al día siguiente la policía envió aproximadamente 200 cartas a los padres de familia donde detallaban las acusaciones, solicitando información al respecto y se les pidió que preguntaran a sus hijos sobre alguna actividad sospechosa (grave error). Se les pidió ser discretos al respecto debido a la naturaleza tan delicada del tema. Puedes encontrar la carta original en muchos sitios de internet, hay documentales, una película de 1995 y miles de videos.
Imagina la paranoia, el miedo y la sorpresa de recibir una carta con palabras como “sodomía, sospecha, penetración”. ¡Como rayo se extendió el chisme y la paranoia! Además, sin pasar más de una semana, la madre del niño realizó acusaciones cada vez más fuertes, como por ejemplo que el acusado realizaba rituales satánicos en la escuela y obligaba a su hijo a beber sangre de otros niños. Por lo que se llamó a psicólogos especialistas en abuso sexual y se pasó el caso a la fiscalía del estado de California.
Se decidió entrevistar a casi 400 niños; estas entrevistas fueron realizadas de tal manera que los infantes recibían premios por hablar, y luego se descubrió que las preguntas estaban sesgadas ya que dirigían la respuesta a ser positiva al abuso, a pesar de que fueron realizadas utilizando muñecos y juegos. Al final 364 fueron diagnosticados con abuso sexual.
Al principio la mayoría de los niños negaba haber visto algo o haber sido víctima de algún abuso. Puedes encontrar relatos y videos dramatizados de estas entrevistas en muchas páginas de internet. Curiosamente, en ciudades cercanas también aparecieron más acusaciones de otros maestros y de más rituales satánicos con abuso sexual a menores muy similares al de McMartin.
Del total de casos, sólo 184 procedieron en la demanda legal frente a los jueces, sin embargo, la histeria se había apoderado de todo el estado. La bola de nieve ya no podía parar y los medios de comunicación estaban en frenesí al cubrir este caso. Imagínate ver en la televisión en los ochentas la noticia: “Más de 300 niños abusados sexualmente en rituales satánicos en kínder de California”.
Luego también acusaron a otros tres miembros de la familia y cuatro maestras de estar involucrados en dichos abusos; ellos siempre se declararon inocentes. El acusado inicial duró más de cinco años en prisión con una fianza de un millón de dólares. Las acusaciones escalaron cuando los niños comenzaron a hablar acerca de orgías en cuartos subterráneos, para lo que se realizaron excavaciones sin encontrar nada. Se rumoreaba también que se les tomaban fotografías desnudos pero no encontraron ni cámaras ni fotos. Tampoco se hallaron rastros de fluidos corporales en ninguna parte del plantel.
Finalmente había acusaciones de brujas voladoras, paseos en globos gigantes y viajes al aeropuerto donde también ocurrían los abusos pero aun sin evidencias ni testigos. Los padres sugirieron que las infecciones de vejiga, las pesadillas, las ilustraciones anatómicamente correctas y la masturbación infantil confirmaban la evidencia de abuso, y en ese entonces los médicos estaban de acuerdo con esto.
Las únicas evidencias fueron que el acusado inicial a veces no usaba ropa interior en el trabajo y que tenía varias revistas pornográficas en su casa. Sin embargo, los padres se mostraban totalmente convencidos de que sus hijos habían sido abusados de muchas maneras y en muchas ocasiones. Por otro lado, hay que reconocer que el abuso sexual no es un evento sino un proceso, en donde se generan o afectan los lazos emocionales y la calidad de las relaciones en la familia, según un estudio, la madre, padre o tutor que tenga el lazo emocional más intenso y lleno de confianza, puede considerarse como una “segunda víctima” del abuso.
Antes del veredicto final, 500 personas, incluidos muchos padres del kínder, marcharon por las calles de Manhattan Beach con carteles como "les creemos a los niños". Además, en encuestas realizadas por los medios de comunicación, el 87% de los televidentes creía culpables a la familia McMartin.
Hubo dos cambios de jueces, tres cambios de abogados defensores, y muchos cambios en el jurado. Poco a poco el caso fue perdiendo fuerza por las acusaciones estrambóticas, la falta de evidencia y las entrevistas clínicas sugestivas. Finalmente todos los cargos fueron retirados de los acusados. ¿Te acuerdas de la madre que inició las acusaciones? Lamentablemente murió de complicaciones de salud por alcoholismo y según su abogado, probablemente sufría de ideas delirantes o pre-psicóticas.
Aquí hay muchas lecciones que aprender, y con el reciente caso de abuso sexual a una niña por parte de un sacerdote aquí en Ciudad Juárez, los medios enloquecen, las personas pueden tomar posturas polarizadas o extremas y la paranoia crece. Por lo que no es recomendable preguntarle a tus hijos, en estos casos, cosas como ¿te tocaron, te violaron, te pegaron? Ya que puede suceder que te digan que si, a pesar de que no haya sucedido. A esto se le llama el síndrome de la memoria falsa, cuando se le “implanta” por diversos modos la idea a un infante o éste decide decir que si para acaparar la atención brindada, a esto se le conoce como ganancias secundarias.
Naturalmente, habrá que acudir con un especialista tanto médico como psicológico que brinde un diagnóstico confiable, y conocer cuáles son los protocolos actuales para determinar abuso sexual. Y cuando un niño/a nos dice que está siendo víctima de abusos sexuales debemos creerle sin ninguna duda, hasta comprobar lo contrario, sin caer en pánico, pero al mismo tiempo de actuar tan pronto como sea posible.
Si crees que tu hijo/a fue víctima de abuso acércate a la autoridad y cuida mucho del proceso. Ya que en el caso McMartin, los niños sometidos a estas entrevistas sufrieron mucho por un abuso que (según el veredicto final) no sucedió, y tal vez fueron tratados de una manera que los victimizó sin haber sido víctimas reales. Lo importante aquí es que se estima que las memorias implantas o las falsas, al llegar a una edad adulta, pueden parecer como verdaderas, ahí radica el peligro.
En México, se estima que la mayoría de los abusos sexuales infantiles ocurren dentro de la familia y son especialmente vulnerables las madres/padres solteros que tienen que poner a sus hijos al cuidado de otras personas. Si detectas cambios en el estado de humor, reacciones súbitas de llanto o enojo, comportamientos sexuales explícitos por parte de tu hijo/a crea un plan de contención para el caso en el que se tenga que interponer una demanda e insisto, actuar rápidamente.
Aún hay muchas preguntas que necesito investigar y compartir: legalmente ¿qué hacer cuando tu hijo/a acusa a alguien de abuso sexual? Psicológica y médicamente ¿cuáles son los protocolos actuales para su diagnóstico correcto? Y socialmente ¿cuál será la mejor postura de los medios de comunicación ante esta situación?
¡Gracias por leer! Te leo en los comentarios.
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