Cultivando el balance emocional (parte 2)
Hablemos de emociones
Si ciertas emociones te han hecho tomar decisiones de las que te arrepientes, ésta información te interesa. Y no te sientas mal, todos hemos cometido esos tropiezos, de hecho fue parte natural del desarrollo prueba-y-error de tu inteligencia emocional que has pasado incluso hasta el día de hoy.
Primero las buenas y malas noticias: las malas son que antes de los 30 años las emociones pueden ser muy volátiles (dinámicas, intensas) a comparación de una edad madura. Si eres un adulto mayor a 60 años, recordarás tal vez con añoranza tus momentos de juventud y podrás pensar “¡vaya pero que emocional era!”. Las buenas son para los maduros: el cerebro alcanza su “maduración” neurológica y si tuvieron una correcta alimentación y un ambiente seguro, disfrutan de emociones relativamente estables.
Esto si es para todos: todo resultado o experiencia ofrece un aprendizaje, y vale la pena voltear a ver a nuestra vida amorosa, veremos que la conocida frase “el amor nos vuelve locos” en cierta parte tiene razón ya que una emoción típicamente provoca la producción de hormonas, y las hormonas alteran la función de las células y tejidos, naturalmente afecta también la función mental ya que las neuronas son células. Locos y alterados.
Por sobre las emociones está la capacidad de integrarlas y canalizarlas. El conocimiento sobre el proceso de “regulación emocional” no es nada nuevo, ya que otras disciplinas comentan que existen distractores o elementos que nos privan de una visión correcta, y en muchos casos nuestro apego o nuestra aversión hacia cosas, personas o situaciones, es decir, el apego y el rechazo, son la causa del sufrimiento.
En la parte uno comentamos los primeros pasos hacia el verdadero “control” emocional, que en realidad se refiere a una manera saludable de relacionarnos con nuestras emociones o de “integrarlas”. Veamos más ejemplos a detalle.
¿Puede una persona sumamente tímida y ansiosa desarrollar inteligencia emocional? ¡Desde luego! Depende de varios puntos, el primero es de tiempo y paciencia, corregir el “árbol emocional”, es decir, toda la derivación de esa emoción y la historia de experiencias que existen algo que se llama “memoria emocional”, pero de ese tema hablaremos en otro artículo.
Lo segundo es un proceso de canalización conveniente, y no todo tiene que terminar en terapia o con medicamento psiquiátrico. Existen casos en los que simplemente con asistir al gimnasio, un cambio de look, una mascota o hacer deporte parece ser suficiente para hacer fluir las emociones. Aquí entran también las personas que tienen la suficiente voluntad para hacer cambio en sus hábitos.
Pero existen otros casos en donde el dolor emocional es muy grande o agudo que requiere de atención personalizada o bien algún consejero profesional. ¿Cómo detectar estos casos? Simple: son las personas que ya han probado muchas maneras de lidiar con esas emociones insatisfactoriamente. También son personas que tienen dificultades para mantener la voluntad de cambio ante algún programa de desarrollo personal o de terapia o ante el reemplazo de un hábito por otro.
Algunas otras de las actividades recomendadas para estas personas están la psicoterapia, hipnoterapia, tratamiento con hierbas medicinales, terapia grupal, voluntariado (esta es gratis), un retiro de meditación o de yoga. En caso de que te interese un retiro puedes leer aquí mi experiencia en el retiro de yoga en enero de 2018 en Cancún, México.
Así pues, que la práctica consista en observar nuestras reacciones y conocer nuestras emociones; vital para un proceso de transformación, pudiendo ser esto simplemente haciendo un registro o o lista de estas reacciones en papel durante una o dos semanas para luego reflexionar, este conocimiento nos hace estar al tanto de nuestros patrones emocionales así como también nuestras fortalezas. ¡Conócete a ti mismo/a!
Para esto, podemos utilizar el agua como una analogía sencilla: las emociones así como el agua estancada comienza a albergar los suficientes microrganismos como para que cambie de color, color y otras propiedades químicas; por otro lado, agua que fluye mantiene un nivel óptimo de bacterias y microorganismos.
El estancamiento viene cuando las experiencias emocionales, sobre todo las dolorosas, no llegan a cumplir su función y son “frustradas” por otros procesos mentales como juicios, críticas, prohibiciones; y en este momento pueden ser canalizadas hacia una parte llena de ira y coraje, sólo para aumentar más la presión interna.
Así que la palabra clave para integrar inteligentemente las emociones es fluir. Comúnmente decimos que alguien tiene “el flow” cuando es una persona que se deja llevar y aparentemente las cosas le salen bien. Fluir entonces es dejar, por ejemplo, que el enojo tome un curso natural y vital y evitar que se estanque.
Las emociones pueden pasar de ser un simple susto a una causa de una condición médica, todo depende de la relación que se tenga con los procesos emocionales y cuánto tiempo no se hayan canalizado efectivamente, pero ¿qué significa esto exactamente?
En primer lugar, el objetivo de las emociones es causar una conducta adaptativa sobre el entorno, así que siempre son señales de aviso de cosas tanto peligrosas como no. Así que habrá que preguntarse ¿ésta emoción y todo lo que viene con ella, qué me está tratando de decir? Este punto lo cubrimos también en la parte uno.
Habrá entonces que darle salida a las emociones para después cambiar de fondo las creencias, los pensamientos, las impresiones y sobre todo la dinámica de la memoria emocional. Así se trabajaría en conjunto el lado mental y el emocional, buscando actualizar ambas engranes para su mejor acoplamiento correspondiente con los sucesos del presente.
En segundo lugar, habrá que hacer una reflexión muy profunda acerca de la forma en que expresamos las emociones y cómo comunicamos nuestro afecto así como nuestro dolor. Hay una frase que dice “no prometas nada cuando estés feliz, no respondas cuando estés enojado y no tomes decisiones cuando estés triste” y en este caso, será muy sabio seguir este consejo.
Recuerda que las emociones no son el enemigo sino sólo son mensajes y no tienes por qué reaccionar siempre a ellos. Acércate con personas que te hagan sentir seguridad y exprésales tus dudas y tus confusiones. Poco a poco, si abrimos los ojos y el pecho, las emociones como el amor y la compasión repararán paulatinamente todo lo que haya sido roto.
Y como siempre, te envío mucha luz, recuerda ser siempre responsable y amable contigo mismo/a para que el viaje de esta vida sea un poco más placentero. Quedo a tus órdenes si tienes alguna duda o comentario. Mil gracias por estar aquí.
Si buscas atención personalizada envíame un mensaje privado por whatsapp.
¡Hasta pronto!
LPM
Hablemos de emociones
Si ciertas emociones te han hecho tomar decisiones de las que te arrepientes, ésta información te interesa. Y no te sientas mal, todos hemos cometido esos tropiezos, de hecho fue parte natural del desarrollo prueba-y-error de tu inteligencia emocional que has pasado incluso hasta el día de hoy.
Primero las buenas y malas noticias: las malas son que antes de los 30 años las emociones pueden ser muy volátiles (dinámicas, intensas) a comparación de una edad madura. Si eres un adulto mayor a 60 años, recordarás tal vez con añoranza tus momentos de juventud y podrás pensar “¡vaya pero que emocional era!”. Las buenas son para los maduros: el cerebro alcanza su “maduración” neurológica y si tuvieron una correcta alimentación y un ambiente seguro, disfrutan de emociones relativamente estables.
Esto si es para todos: todo resultado o experiencia ofrece un aprendizaje, y vale la pena voltear a ver a nuestra vida amorosa, veremos que la conocida frase “el amor nos vuelve locos” en cierta parte tiene razón ya que una emoción típicamente provoca la producción de hormonas, y las hormonas alteran la función de las células y tejidos, naturalmente afecta también la función mental ya que las neuronas son células. Locos y alterados.
Por sobre las emociones está la capacidad de integrarlas y canalizarlas. El conocimiento sobre el proceso de “regulación emocional” no es nada nuevo, ya que otras disciplinas comentan que existen distractores o elementos que nos privan de una visión correcta, y en muchos casos nuestro apego o nuestra aversión hacia cosas, personas o situaciones, es decir, el apego y el rechazo, son la causa del sufrimiento.
En la parte uno comentamos los primeros pasos hacia el verdadero “control” emocional, que en realidad se refiere a una manera saludable de relacionarnos con nuestras emociones o de “integrarlas”. Veamos más ejemplos a detalle.
¿Puede una persona sumamente tímida y ansiosa desarrollar inteligencia emocional? ¡Desde luego! Depende de varios puntos, el primero es de tiempo y paciencia, corregir el “árbol emocional”, es decir, toda la derivación de esa emoción y la historia de experiencias que existen algo que se llama “memoria emocional”, pero de ese tema hablaremos en otro artículo.
Lo segundo es un proceso de canalización conveniente, y no todo tiene que terminar en terapia o con medicamento psiquiátrico. Existen casos en los que simplemente con asistir al gimnasio, un cambio de look, una mascota o hacer deporte parece ser suficiente para hacer fluir las emociones. Aquí entran también las personas que tienen la suficiente voluntad para hacer cambio en sus hábitos.
Pero existen otros casos en donde el dolor emocional es muy grande o agudo que requiere de atención personalizada o bien algún consejero profesional. ¿Cómo detectar estos casos? Simple: son las personas que ya han probado muchas maneras de lidiar con esas emociones insatisfactoriamente. También son personas que tienen dificultades para mantener la voluntad de cambio ante algún programa de desarrollo personal o de terapia o ante el reemplazo de un hábito por otro.
Algunas otras de las actividades recomendadas para estas personas están la psicoterapia, hipnoterapia, tratamiento con hierbas medicinales, terapia grupal, voluntariado (esta es gratis), un retiro de meditación o de yoga. En caso de que te interese un retiro puedes leer aquí mi experiencia en el retiro de yoga en enero de 2018 en Cancún, México.
Así pues, que la práctica consista en observar nuestras reacciones y conocer nuestras emociones; vital para un proceso de transformación, pudiendo ser esto simplemente haciendo un registro o o lista de estas reacciones en papel durante una o dos semanas para luego reflexionar, este conocimiento nos hace estar al tanto de nuestros patrones emocionales así como también nuestras fortalezas. ¡Conócete a ti mismo/a!
Para esto, podemos utilizar el agua como una analogía sencilla: las emociones así como el agua estancada comienza a albergar los suficientes microrganismos como para que cambie de color, color y otras propiedades químicas; por otro lado, agua que fluye mantiene un nivel óptimo de bacterias y microorganismos.
El estancamiento viene cuando las experiencias emocionales, sobre todo las dolorosas, no llegan a cumplir su función y son “frustradas” por otros procesos mentales como juicios, críticas, prohibiciones; y en este momento pueden ser canalizadas hacia una parte llena de ira y coraje, sólo para aumentar más la presión interna.
Así que la palabra clave para integrar inteligentemente las emociones es fluir. Comúnmente decimos que alguien tiene “el flow” cuando es una persona que se deja llevar y aparentemente las cosas le salen bien. Fluir entonces es dejar, por ejemplo, que el enojo tome un curso natural y vital y evitar que se estanque.
Las emociones pueden pasar de ser un simple susto a una causa de una condición médica, todo depende de la relación que se tenga con los procesos emocionales y cuánto tiempo no se hayan canalizado efectivamente, pero ¿qué significa esto exactamente?
En primer lugar, el objetivo de las emociones es causar una conducta adaptativa sobre el entorno, así que siempre son señales de aviso de cosas tanto peligrosas como no. Así que habrá que preguntarse ¿ésta emoción y todo lo que viene con ella, qué me está tratando de decir? Este punto lo cubrimos también en la parte uno.
Habrá entonces que darle salida a las emociones para después cambiar de fondo las creencias, los pensamientos, las impresiones y sobre todo la dinámica de la memoria emocional. Así se trabajaría en conjunto el lado mental y el emocional, buscando actualizar ambas engranes para su mejor acoplamiento correspondiente con los sucesos del presente.
En segundo lugar, habrá que hacer una reflexión muy profunda acerca de la forma en que expresamos las emociones y cómo comunicamos nuestro afecto así como nuestro dolor. Hay una frase que dice “no prometas nada cuando estés feliz, no respondas cuando estés enojado y no tomes decisiones cuando estés triste” y en este caso, será muy sabio seguir este consejo.
Recuerda que las emociones no son el enemigo sino sólo son mensajes y no tienes por qué reaccionar siempre a ellos. Acércate con personas que te hagan sentir seguridad y exprésales tus dudas y tus confusiones. Poco a poco, si abrimos los ojos y el pecho, las emociones como el amor y la compasión repararán paulatinamente todo lo que haya sido roto.
Y como siempre, te envío mucha luz, recuerda ser siempre responsable y amable contigo mismo/a para que el viaje de esta vida sea un poco más placentero. Quedo a tus órdenes si tienes alguna duda o comentario. Mil gracias por estar aquí.
Si buscas atención personalizada envíame un mensaje privado por whatsapp.
¡Hasta pronto!
LPM
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